viernes, 15 de abril de 2011

Programa Seis Derecho y Bioética

En 1970 Van Rensselaer Potter acuño el término bioethics para denominar una nueva disciplina, propuesta por él, que sería un puente entre las humanidades y las ciencias para generar un conocimiento sobre cómo usar el conocimiento, con la finalidad de no poner en juego la vida del hombre y la supervivencia de la especie.

Así se hizo expresa la preocupación que se había suscitado a raíz de la segunda guerra mundial sobre las capacidades que el homo faber había adquirido con ayuda de la ciencia y el desarrollo de la tecnología, puesto que el campo de acción de éste se había mucho más amplio en cuanto a las posibilidades, lo cual planteaba nuevos problemas a la ética, que había sido abandonada incluso por los filósofos.

La ética que corresponde a la nueva era científica y tecnológica, la bioética, implica una reflexión multidisciplinaria –como fue planteado por el mismo Potter- para generar conciencia sobre la responsabilidad que conlleva el poder del homo faber, ya no solamente en términos clásicos de responsabilidad, basada en la voluntad y el acuerdo, sino en términos de dignidad, es decir que la responsabilidad surge por el valor intrínseco que tienen los objetos sobre los cuales el hombre ejerce su poder –que incluye a sí mismo.

Dicho esto, el derecho es uno de los enfoques que integran esta interdisciplina, entendido como una cuestión de mínimos, es decir que el derecho habrá de tutelar, a través del sistema jurídico, aquello que se haya determinado que es necesario proteger a través de la reflexión bioética mediante normas –lo cual implica límites no solamente morales, sino legales para la conducta del hombre. El derecho, con su papel regulatorio, es un instrumento muy útil que es susceptible de contemplar, si no es que ya contempla, los dilemas planteados por la bioética, y que además ha generado al interior de su lógica una serie de bienes y valores que se han vuelto a su vez problemas bioéticos.

La bioética se relaciona estrechamente con la dignidad humana y, por la tanto, tiene un vínculo ineludible con los llamados derechos humanos, que pretenden ser la expresión jurídica de esta dignidad. Así la relación entre la bioética y el derecho se ha vuelto innegable y necesaria, puesto que éste se ha vuelto en un instrumento para darle estructura y fuerza a la reflexión generada en aquélla, aportando también su propio punto de vista.


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